sábado, 1 de marzo de 2008

el ahora, presente: único tiempo de la acción


Esperar qué. No quiero seguir dopándome, engañándome. Frente a mis ojos el gris totalizante de la ciudad.
No existe el silencio.
Humo. Gritos. Frenadas. Insultos. Indultos in-justos. Incendios. Descontento.


Y si la ciudad no me gusta, me voy.

Y si esta gente me ensucia, la ignoro.


Astiado. Aplastado. Sedado. Golpeado. Atormentado. Timado.

Dónde estoy. Qué soy en este presente. Dónde caen mis gritos acallados.
Hacia dónde se dirijen mis errantes flechas.

El alma busca una salida
presa del veneno del cuerpo
la mirada se seca en una lágrima de cristal
y la lucha
y las ganas de trascender cae como cae el puñal del asesino:

certero
crudo

frío


la vida se des-ilumina
el parpadeo lento y fatalmente sedante

se des-materializan las formas
sin tiempo en espacios de aire
cae mi alma
en roja sangre al silencio absoluto

Desde el mundo de las ideas