
arráncame del pecho la maldición de querertearráncame esta sensación de náusea de sentirme humilladola plata, la familia, quéarráncame los pensamientos que no quiero pensararráncame de mí y llévame a tipor qué nopor qué no y mil veces por qué noserá la bajeza aristocrática de mi persona
será que viviendo me he tenido que ensuciar mucho
será que mis manos podrían perder su suavidad para tratarte de tanto trabajar
si tan sólo supiera que podría dibujar las sutilezas más finas en tu cuerpo
si supieran todos que siendo un solitario conservo a fuego mis valores
vete
váyanse todos
mundo cabrón injusto
quiero cortarlo con un cuchillo
desangrarlo con mis letras de sangre y dolor
ahogarlo en lágrimas negras y estrangularlo con mis manos de poeta
ya nadie lucha
menos por amor
quizás es hora de dejar de soñar y normalizarme
¿hablas en serio Aristo?
¡No! ¡Nunca! ¡Jamás!
Mandamiento número uno: ¡no dejar de soñar!
y si de mis manos corre sangre al escribir
es porque todo lo hago con pasión
y si mis acordes suenan violentos
es porque estoy lleno de vida
tengo la fuerza suficiente
como para crear tormentas
es el precio que debo pagar por ser lo que soy
sin saber con certeza que soy
me siento seguro de mí
anda, vamos
cruza el puente conmigo y vivamos este sueño
¿te atreves?
aristo
y la maldición a la sociedad