miércoles, 17 de diciembre de 2008

¡mátame vida!
mátame en mi poesía y en el la última lágrima de ella
aristo
un maldito

Escupos de incomprensión


arráncame del pecho la maldición de quererte
arráncame esta sensación de náusea de sentirme humillado

la plata, la familia, qué

arráncame los pensamientos que no quiero pensar
arráncame de mí y llévame a ti

por qué no
por qué no y mil veces por qué no


será la bajeza aristocrática de mi persona

será que viviendo me he tenido que ensuciar mucho

será que mis manos podrían perder su suavidad para tratarte de tanto trabajar


si tan sólo supiera que podría dibujar las sutilezas más finas en tu cuerpo

si supieran todos que siendo un solitario conservo a fuego mis valores


vete

váyanse todos

mundo cabrón injusto


quiero cortarlo con un cuchillo

desangrarlo con mis letras de sangre y dolor

ahogarlo en lágrimas negras y estrangularlo con mis manos de poeta


ya nadie lucha

menos por amor

quizás es hora de dejar de soñar y normalizarme

¿hablas en serio Aristo?

¡No! ¡Nunca! ¡Jamás!

Mandamiento número uno: ¡no dejar de soñar!


y si de mis manos corre sangre al escribir

es porque todo lo hago con pasión

y si mis acordes suenan violentos

es porque estoy lleno de vida

tengo la fuerza suficiente

como para crear tormentas


es el precio que debo pagar por ser lo que soy

sin saber con certeza que soy

me siento seguro de mí


anda, vamos

cruza el puente conmigo y vivamos este sueño


¿te atreves?



aristo

y la maldición a la sociedad

Desde el mundo de las ideas