
la sensación oscura
el desencanto ácido de las mañanas
a la soledad de mi pieza paranoico caigo
me levanto
salgo
y en la calle la gloriosa civilización de los humanos
¡gente maldita! ¡gente violenta!
¡vida mala! ¡vida perra!
la violencia cobarde de los miserables
la vulnerabilidad de los débiles
la apatía seca del pueblo que se hunde
hacia abajo
cada vez más
hacia abajo
tapándose con sus lágrimas y re-sentimientos
muriendo lento y en silencio
sin ser vistos por los justos ni por los buenos
cómo no sentir
¡si la vida mata!
de cuchillo en cuchillo avanza la muerte en su danza macabra
a paso lento desfila engañándonos la mirada
con una felicidad falsa bajo el hacha
y al que se atreva a observarla
¡le cortará el garganta! ¡le azotará el alma!
y la sangre brotará a borbotones
¡preso manchando su propia cama!
castigándolo la vida en sus sueños
sin poder moverse lo asechará la blanca muerte en la negra noche
y una vez más vuelta a la realidad odiada
ver como la gente pasa y pasa
sin siquiera mirarse
y solitario siento que caigo
a saludos vacíos
a besos fríos
al no-sentir
a la incomprensión
a las calles llenas-vacías
a los juegos mentidos humanos
pero es sensación de un momento
la maldición no es eterna
vendrán nuevos vientos
y me llevarán del dolor a la dicha plena
es el claroscuro del péndulo que su movimiento no cesa
de lado
a lado
llevándonos sin importar el tiempo
hasta que el cuerpo inerte golpee el suelo
y la sangre espesa lo chorree entero
no somos más que marionetas que juegan a ser libres de hilos siniestros que no vemos
pero en los sueños nos liberamos
pero en los sueños nos revelamos
y en los sueños nos enterramos
y en los sueños moriremos
sin ser lo que en sociedad somos
valiente nuestro no-ser es en nosotros
pero sucumbe bajo el cuchillo de la mañana y la lucidez
y de la realidad de mi caos irreal me arrojan a la irreal realidad del caos
y siento que la vida me mata más que la muerte que en mis sueños veo
con los brazos cortados
escupiendo las muelas vomitando sangre
Aristo
esquivando culebras y cuchillos