sábado, 22 de marzo de 2008

(Otra Reflexión) Viernes no tan santo

La ciudad respira.
Las calles se hacen más amigables.
La gente está en sus hogares. Hay silencio.
La luz se siente tibia
y en las murallas se dibujan formas de proyectadas sombras de árboles.
A la noche salen los gatos y rondan dominantes las calladas casas.
A la noche, tus ojos.
Almendrados.
Directos.
Seguros-Exóticos-Eróticos-Certeros.
Tapo con el manto de la noche el momento.
En el silencio escrito decifro tu imagen en mi intoxicada mente bombardeada.
Bella mujer calla. Sigamos en silencio, esperando otro momento. Cristalizando el espacio y el tiempo. Girando sin movernos.
Aún pesa en mí el recuerdo de presentes pasados
casi olvidados.
En un soplido de viento espero perderlos
humilde pagano canto
a tu rostro, ojos abiertos.
Silencio.
Despacio.
Te siento.
Tornado de viento.
Se libera Aristo.
Poro a poro lo suelto.
Loco salvaje de nadie.
Solitario se marcha a fino paso lento.
Vuelve libre sin tiempo y se posa en un pensamiento riendo
...
Sonrío y tímido me voy en otro pensamiento de río.


Aristo pisotea la lápida del dios muerto: se envenena y su alma libera

Desde el mundo de las ideas