nuevamente habla el alma enrabiada, la mano tembloroza, el corazón atacado
maldigo tener que toparme contigo.
me da rabia.
me das rabia.
el descaro, el escupitajo grosero a mi poesía
y no entiendo
por qué
sólo vete en silencio
para siempre
no me hables
no me mires
sólo muérete lejos de mí
vive lejos de mis pasos y aniquila mi recuerdo
jamás debí amarte
¡nunca! ¡jamás!
me enamoré de quien menos debía hacerlo y ahora pago esa estúpida decisión
vete maldita
Matilda fue la mujer de Aristo, su musa
Matilda no eres tú, ese bello nombre no te pertenece
es y será para quien ame atemporalmente por siempre
pero ahora estás muerta
no profanes su nombre, no lo prostituyas
invéntate a ti misma sin lo que yo te di
yo la creé
yo la puedo destruír
muérete de mí
piérdete en tu vida y no se te ocurra volver a cruzarte en la mía
Aristo
y el veneno de tu imagen
Es él, ser de voz y viento que habita dentro de mi piel. Es Aristo Risato, el de las ideas malditas, el de las letras de sangre.
lunes, 19 de mayo de 2008
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