sábado, 24 de mayo de 2008

Por ese palpitar, que tiene tu mirar...

Qué extraño. Parto por camuflarme en el blanco de esta página. No quiero que nadie salvo tú esto lo vea.

No existe la coincidencia. Las cosas no pasan porqué sí.
Tuvimos la misma idea. ¿No te da para pensar eso?


La flor se muere. El azote del invierno la hiere.
Más espinas que pétalos cargo cansado de ti.
No quiero tenerte si no voy amarte. Vienes y revuelves mi aire. Tormenta celeste.
Huracán maligno me confundes.

Deber-ser. Querer-ser.
Al medio sufriendo la decisión de no vivir lo que quiero.
Por qué. Por qué no puedo olvidarte. ¿Será que no debo hacerlo?
Sigues latiendo Matilda.


Aristo
y la maldición de medianoche

Desde el mundo de las ideas