viernes, 15 de mayo de 2009

por ti mi mano vuelve a palpitar

gracias.
gracias por tus manos tibias
que bajan
suaves y en silencio
a
no puedo escapar a ti
irresistiblemente siempre llego a ti
r
me dejo abrasar por el sol que guardas en tu pecho
es el calor del amor que todo lo abriga
y tu amor es una vertiente furiosa en ternura
i
mis ojos te buscan en tus rincones oscuros
esos que ocultas entre tu cabello y tu cuello
y esos otros que tapas y que yo imagino desnudos
gracias
gracias por las suaves palabras y los atentos oídos
preciosa siento tu mirada luchando sin armas conmigo
quieres entrar donde no te lo permito
pero lo haces igual
s
caricias de palabras
miradas de tierno fuego
manos tibias que suben y bajan
uno, dos pestañeos
tu rostro cercano y tu aliento en mi boca
cierro los ojos
y te busco sin mirarte
hasta chocar con tus besos
t
y
ahí
quedarme
a
r
is
t
o
o
duerme conmigo

diálogos internos...

La hoja en blanco no me intimida. He pasado una larga temporada en las más profundas oscuridades. De hecho, aún lo estoy. Su luminosidad no me lastima. Todavía no veo la luz, pero creo en ella. Preso anduve en una libertad que no quería: la libertad del vagabundo que se aleja de sí. Borracho de palabrerías caminé errante sin saber que me hundía en profundidades ajenas. No en las mías. Y la sensación de caos revolvía mi estómago y mis pensamientos. La noche negra y el tedioso día. Unos tras otros sin sentir como pasan los días. Sin tener la menor idea de cómo reacciona mi cuerpo al efecto del tiempo. Debo volver a mí y crear una nueva tabla de valores. ¡Con ella construiré mi camino hacia la luz!


Don Aristo Risato y que hable el martillo
siento a tensión en la humedad de mi carne
siento el frío en a tensión de mis sienes
siento el silencio en el ladrido de los perros
lejanos, en mi mente
r
i
sa
t
o

Desde el mundo de las ideas