Como la mano que sube de la tierra
He vuelto
Sin polvos ni suciedad a golpear mi mesa
Soy Aristo Risato, hijo del trueno y señor de todos los vientos
Aquí estoy
Palpito
Soy
Estas letras son prueba que estoy
Soplando todos mis vientos
Delirante y empoderado
Que escuchen todos
Ha vuelto a rugir el León del Viento
Risato
La vibración interna
Es él, ser de voz y viento que habita dentro de mi piel. Es Aristo Risato, el de las ideas malditas, el de las letras de sangre.
jueves, 21 de julio de 2016
sábado, 31 de agosto de 2013
Ella estaba sentada en el paradero de micros. Sola. Con una bolsa colgando de su mano, que también cuelga, de su cuerpo que luce cansado. En mi aún mal inglés le pregunté cómo llegar a la estación de trenes. Me preguntó si era chileno. Sí, le dije, lo soy. Nos fuimos juntos en la micro, que ella insistió en pagarme. Me habló de sus hijos, de que llevaba viviendo 35 años en Australia; sentados los dos frente a frente, ella mirándome a los ojos y yo un poco emocionado le ofrecí una naranja que llevaba en mi mochila. Ella dijo que no, que yo la necesitaría más. Y me sonrío con su cara de bondad de madre, quizás de abuela. Ante mi silencio ella sacó de su bolsa un boomerang y un llavero que tenía para regalar a una hermana que no vería ese día. Y yo y el frío, y yo y las lágrimas contenidas en la garganta, y yo mirándola como si la abrazara. Se levantó de su asiento y se bajó. Cuando el bus partió, Fresia se quedó mirándome de afuera, despidiéndose con su mano
Lo único que detiene al río es el frío extremo
La escarcha rota como cristales de tiempo roto
Bajo el silencio de la magnas montañas
Encumbradas a juntar con las nubes su nieve
Misterio de muerte blanca
Voy con la mirada alta
Buscando lunas y soles
Voy con los pies fríos
Rajándomelos
Con el tiempo que el hielo olvidó
Risato
La escarcha rota como cristales de tiempo roto
Bajo el silencio de la magnas montañas
Encumbradas a juntar con las nubes su nieve
Misterio de muerte blanca
Voy con la mirada alta
Buscando lunas y soles
Voy con los pies fríos
Rajándomelos
Con el tiempo que el hielo olvidó
Risato
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