martes, 1 de abril de 2008

Flores de invierno

El tiempo pasa.
Lo siento día a día.
En la sensación de movimiento.
En mis manos las marcadas líneas.
Los gustos nuevos, la roja sangría.
El silencio exquisito siempre deseado.

Hermosas mañanas frías.

Sentir que mi cuerpo es un templo y que sí tengo alma.

La decisión de apartarme de lo-social y vivir de una manera diferente:

Cayendo infantil, feliz por el espacio de presente en presente

Basta de lascibidad vacía.
¡Basta de intoxicarme con barata palabrería!


En el rincón de los miserables te vi, rodeada de ratas malditas.
Llenándote de veneno
afeándote con sus pérfidas mentiras.
Vete al lugar que te corresponde: los prados, las flores, la lucidez, la elevación del espíritu,

los colores

Sal de las sucias cloacas y busca los últimos rayos de sol.
Antes que llegue el invierno y su plomo absoluto.

Ese no es tu lugar, señorita.
Así no recogerás jamás tu corona

flor marchita

¿Acaso no sientes el hedor de su hipocresía?
¿No ves cómo se pudren en su mezquinés, su tacañería?

Vuelve a tus pistas, tus suaves melodías.
No vueles con esas asquerosas moscas.
No te darán nada, pero te lo quitarán todo.
Ladrones casa-inocentes, cerdos abusadores.

Busca tu propio camino.
El verde siempre verde
el celuste risa de niña
el rosado de las flores
el arcoiris
los bichos,
las bellas canciones


la música del viento
el calidoscopio y su misterio imposible
la magia de imaginar
las hermosas mentiras de los sueños
vuelve, vuelve a ellos
Orfeo, Aristo

Cuida de ti
no te caigas que no te perdonarán
riega la tierra que estás sembrando
no te vendas a los vicios del sistema
mantén tu anarquía-sublime
no te entregues.
Resiste.

¿Sientes cómo se va el calor día a día?
¿Percibes el movimiento cósmico
del alma?
¿Escuchas cómo hablan los árboles,
incluso arrojando secas hojas al viento?

El tiempo pasa
atropellando mis ya secas lágrimas.
Me arrojo a cada presente
mirando de reojo los tuyos.
Me entrego completo
a los brasos femeninos
de la Fortuna,
pidiéndole por ti a las fuerzas de la natura

Pagano maldito
escojo el solitario camino
lejos de las caretas, del ruido.
Recoge este beso al viento
y guárdalo en tu bolsillo
y en esos tristes momentos
apriétalo en silencio
y siente
en tu alma
su brillo.









Aristo
al viento



(foto de MatiLda, invisible musa
que aparece y se va)

Desde el mundo de las ideas