martes, 22 de abril de 2008

momento: flor natural del tiempo


El vacío de la no-palabra.
La imagen que pierde su voz en el eco del recuerdo.
No hay inspiración, pero sí fuertes golpes de vida, flores del viento.
Pero mi voluntad de desangrarme sobre esta blanca hoja aplasta la femenina necesidad de inspirarme.
Y si hay vacío ¡Le canto a la nada!
Y si no hay ideas ¡Le canto a mi estupidez!
Qué importa el discurso cuando tengo la necesidad seca de disparar
palabras errantes insolentes
¡NADA!
Escribir porque sólo el acto de escribir es poético
porque lo siento en mis venas:
la sangre roja caliente furiosa que las revienta
La palabra maldita en la garganta.
La arritmia cardiaca, frenética.
La esquizofrenia demoniaca.
La seducción suicida.
El disparo blanco al aire de ideas profanas.
El impulso automático de escribir, mente atormentada.
Mi revolución solitaria y mi elevación al pedestal de Dios.
Señor todopoderoso constructor de mentiras las rompo con mi martillo,
con mi vómito de fuego.
Aristo libre en lo que no soy
burlesco cruel homicida fluyes raudo en espacios y tiempos
que no-son.
Corres rápido entre el verde bosque pagano riéndote de mis oscuros miedos.
Asesino de mis verdades
las entierras en el azul profundo de mis pensamientos de mares turbios.
Violador de mi inocencia
en mundos artificiales de conceptos y sonidos
te pierdes y me pierdo
y caigo
una vez más
a la maldición de aburrirme
de las miradas opacas de la gente
de sus problemas y dioses crucificados
Respiro, bajo la mirada y sigo mi camino solitario.
Cultivando el misterio.
Re-inventado-me en la poesía
de la no-palabra, pisoteando la inspiración:
Dios en la escritura de pulso
gotea la sangre, el sentir, oscuras ideas macabras
Aristo
maldito!

Desde el mundo de las ideas