martes, 27 de marzo de 2012

Invadido aún de una sensación oscura, más que esta noche, escribo
solo, tras mis manos que se mueven
respiro y todo transcurre independiente de mí
no estoy, pero soy
aquí, en el viento, en la hoja que cae, en la entrada del otoño
paso entre los árboles que parecen sombras o estatuas susurrantes
paso entre las calles como un papel cayendo
paso frente a un espejo como un criminal fugándose

veo los colores que trae el viento
veo el café y el gris, el blanco en el cemento
tumbado y atropellado sobre un rojo espeso que crece expandiendo

nada de eso existe
sólo estoy yo tras mis manos
sólo yo y este insomnio, estas ideas y una sensación triste

quién es el violento?
el que asesina dioses o el que pisa caracoles?

la tierra habla temblores, grita tormentas y se desangra en volcanes
las sociedades se transforman en espléndidas mutaciones
las personas se tragan sus ojos mientras sangran sus verdades
y el universo... el universo qué?
gira tejiendo su circular misterio

la noche retrocede ante la fría entrada del sol
lento la corre para no aplastar el brillos de sus estrellas que cuelgan
como si fuera una maqueta de títeres, de perlas y bolitas, de inocente negro

y el camino que se recorra
ninguna ruta finaliza, una vida es muy corta
importa andar husmeado, entre mujeres y amigos, 
entre nidos y partos, entre silencios y ruidos taladros
desde la ruta ando, desde la ruta escribo mi nocturno canto

Aristo Risato

lunes, 26 de marzo de 2012

Esperar su respuesta es estar en el paredón esperando la bala
ella no sabe de la sangre
ella no sabe de lo que es caminar con el corazón abierto
ella no sabe lo que es ser enemigo del tiempo
ella no sabe, no sabe nada

no ve mis manos rotas, chorreando letras malditas
no ve mis ojos desesperanzados y trizados
no ve mi boca seca y maldita

no ve cómo me pesan las piernas
no ve como se mutila mi cuerpo
porque lo que lo unía era su color entrando
porque lo que lo unía era su risa llenado mi alma

¡maldigo al alto cielo!

maldigo al rayo y al viento
no temo de la muerte ni al golpe seco
no temo al impacto, pero sí a la ilusión perra que habita mis sueños

Odio. Ira. Ceguera. Puño. Desconfianza. Maldita. Amada. Remolino. Viento.

Agua, agua cae sobre mis lágrimas. Lo agradezco. Ya a nadie pertecen mis penas y lamentos.

Odio el amor y la risa estúpida del enamorado.
Odio haberla amado y seguir sintiendo su cuerpo en el mío.
Odio la noche y la mañana cuando ella es el primer pensamiento.
Odio su aparición en rincones, canciones, palabras, melodías, en la tortuosa necesidad de sentirla cerca.
Odio lo que odio y rabio como rabio, dijo Armando.
Odio todo lo que me lleva a su cuarto
Odio todo el espacio vacío
Horror vacui horror

Odio el arte cuando imagino sus ojos brillando
Odio preocuparme, aún de cada uno de sus pasos

Entiendes? Entiendo?
Tengo una bala en el pecho y un huracán trata de ingresar rompiéndome los huesos,
revolviéndoos con la sangre hasta que no quede alma, hasta que no quede cuerpo...

Risato
habló el martillo!

domingo, 18 de marzo de 2012

duermo con el cenicero al lado mío
lo veo y veo sus colillas muertas y retorcidas
cenicero o cementerio

es como dormir con la muerte y despertar por su a descomposición
y mejor qué se calle quien no tenga secretos en su cama

los rincones también pueden hablar
los sueños bajan de las orejas a la almohada

ojo con los ojos cerrados que ven más allá
cuidado con las manos que buscan

sigo invadido de ese olor a tabaco muerto
sigue explotando la sangre corriendo por mis venas
sigue el viento removiendo costras como un espantapájaros omnipresentre

desde la profunda noche
antes del amanecer
hasta el último cigarro
hacia cielos soñados
no le temo al vacío mirándolo desde las alturas
por mi mente ha pasado la sensación de lanzarme y volar y que no haya caída

el impacto no libera
las lágrimas también secan
la carne abierta, el corazón sobre el pecho y los ojos en las manos

la mu ti la ción es ne ce sa ria cuan do el los la ti dos son sís mi cos

y que corran libres todos los ríos
y que se vayan todos a sus escaleras que los esperan
hacia celos cristalizados en infinitos fragmentos sin forma
cambiantes y caóticos en sus colores invitan
ven, sígueme, soy un camino

el rojo no es el único color de mi sangre
los muertos también caminan
las sombras asechan mientras se asoma el sol
durante la hora azul caminan a contraluz

por qué hay pájaros negros sobre las ramas de estos árboles
por qué llaman a la muerte
por qué cantan hacia el río que es espejo

y si somos nómadas del presente
quién escribe esta historia
extraña es la caída
cuando es hacia
adentro

cómo la vida que cae desde el cielo
atada a una piel creciendo en la consciencia
de todo menos de su propia caída
asenso a la alturas del espíritu

amor del águila por la serpiente
amor desgarrador de la gota que se despide de la hoja que la contuvo
pero debe irse
debe seguir cayendo porque caída es

martes, 13 de marzo de 2012

Siento un balazo en la boca del estómago,
con una mueca en mi cara siento que me desplomo.
Los caminos se abren, pero es difícil continuarlos así.
Siento un vacío que devora todo desde dentro, con suerte me quedan manos
manos que caen y gotean letras que se desangran de mi corazón abierto, mezcla de sangre y vino.

recorren mi cuerpo hacia arriba los huesos, el alma, los músculos, la carne, las ideas, las meditaciones, las tentaciones, la puta vida quiere se vomitada en una espesa mancha negra y en lágrimas. Lágrimas secas de mis ojos secos impactados frente el espectáculo de la vida y el teatro malo de sus comediantes humanos.
La misma Revolución me parece falsa y carente de sentido... trato de treparme sobre mis letras para llegar a la cumbre, a la luz, al aire, espacio abierto que viole mis pulmones...

lunes, 12 de marzo de 2012

desde la ruta...

Los caminos se abren, se abren y mezclan cambiando
van a pulso, son organismos vivos, como un puente sin cuerdas que pende y cuelga con otros puentes, interponiéndose y separándose. 
Cada paso es un movimiento, y la ruta es conciencia del paso. Paso entre todos, no los conozco pero los miro, entro por sus ojos y una emoción muda y sin palabras me suplica. Son ellos, los que jamás hablan, los que se cosen a sus trajes. No quieren verme, se esconden. Sentado en la micro silenciosamente busco un encuentro humano. Pero nada. Hoy nadie quiere abrirse y hacer camino con su ruta y mi paso lento.
Mirando por la ventana veo el cielo rojizo,  lleno de vibraciones, de ondas y olas de aire. Invadido por apoteósicas  nubes, caprichosas arquitecturas del Azar, que habitan su desalado espacio y transportan sobre él la anaranjada señal del sol esparcida como sangre sobre cuerpos de algodón.
Los caminos se abren. Lo anuncia el viento, los relámpagos, las hojas suicidas, el calor y el frío. Bajo nuestros pies, sobre nuestras cabezas, al frente de nuestros ojos, todo cambia y se transforma constantemente, eterno juego, dados que no dejan de rodar.
Y ahora el silencio es mi compañía. Como si fuera un soplido tímido llena sigilosamente el alma y da sentido a mis pensamientos. 
Palabras en las que habito y palabras que me gritan desde dentro. Somos dos o por lo menos más de uno. Alguien me habla, pero no lo encuentro y ese pillarse es otro camino, interno, entre claroscuros me sumerjo, como si mi mano entrara en una copa negra, tanteando entre recuerdos y removiendo sentires hasta llegar a un pozo, lleno de sustancia caótica, dionisíaca, anárquica, explosiva, el núcleo del sol donde destellan ritmos, verdades, dogmas, instinto de bestia, música de la constante contradicción, río invertido, pirámides que giran, soplidos que chupan. Y bajo eso, qué. 
Sobre una roca lejana me veo contando estrellas, buscando peces en el aire.
El tiempo no existe y no pasa. Cambian las percepciones, la mirada se abre, los ojos destellan chispas al abrirse, los poros de mi piel abrazan cada estímulo, el olor del jasmín, el roce suave de mi mano sobre el tronco de un árbol que bota hojas para cautivarme, el silbido de lo que pequeñamente se mueve, la soledad de la luna, mi mano izquierda tocando, mi boca sintiendo, mi nariz secuestrando momentos, mis ojos dibujando. Estoy vivo viajando, hacia adentro y también caminado, las rutas se abren, mientras el Azar lanza los dados. 
Silencio, otra ruta...


aristo risato

sábado, 10 de marzo de 2012

Las palabras que habitan dentro...

Cómo puede cambiar el destino por una mujer que taconea al trote, con el metro andando y ella desparramándose apresuradamente, con sus rulos saltando sobre sus hombros y con las manos hacia adelante como si empujara un carro.
Bueno, ella, sí, esa misma subestimada mujer, me ganó el asiento. Y ahora, de rabia y risa, escribo. Mirándola a ella. Me ve y esconde rápido la mirada.
"Tren ruta verde..." Esa voz, tan suave pero tan falsa ¡jamás avisará que la ruta es verde con emocionalismo! Pobre. No es su culpa.
Si no tengo un libro a mano, miro, miro mucho: a las personas, sus caras, gestos y silencios.
¿Serán reales? Bueno, pero qué es lo real. Qué importa, sobre todo si ni siquiera sé si esto existe o es puro papel. ¿Son colores o tinta? Ellos, los del murmullo desbordante pero que a nadie pertenece, sombras que caen sobre mi cabeza. La gente entra y sale, pero nadie se conoce. algunos se miran y se hablan como si fueran cavenrícolas que aún no desarrollan el lenguaje. "Oiga, se le cayó...", "Gracias".
Cada vez más conectados, informados y modernos.
Cada vez más lejanos, fríos y desnaturalizados. 
Como si no tuviéramos piel o alma en los ojos. Zombies. Como ganado siendo llevados. ¿Y yo? Yo aquí, o  ahí: sobre este papel blanco o sobre la superficie del metro llena de humanos.
Y ahora en Plaza Italia. Esperando a la tropa, mientras ellas cantan, no muy bien y con poca gracia. Lo hacen como si fuera una cortina de despedida. Se van cantando y sólo queda gente muda.
Y yo, con todas estas palabras que me gritan por dentro y no sé quién las vocifera. ¿Seré yo? Pero de serlo lo sabría, ¿o no? Ni siquiera sé si es un diálogo, pues estoy con mi boca cerrada.
Es él, ser de voz y viento. ¿Será el alma? ¿Y el alma será esa conciencia de la razón hecha palabra, el logos? ¿Y si se conocen más palabras, sería más extenso y profundo el pensamiento?

R
I
S
A
T
O
sobre la cama sin nada
sobre la vida con temores y también con garras.
casi durmiendo me miras, en un fragmento de segundo
ambos nos vemos y no sabemos si nos reconocemos
la mirada tibia, con un poco de susto escondiendo florecientes verdades
que no quieres, que quizás no queremos ver.
las miradas chocan, nuevamente
flotan sobre la cama pensamientos y palabras que son calladas
qué la música no pare mientras se cierran tus ojos
y tus ojos se abren y desbordan brillo húmedo
emoción profunda en la que hidrofóbicamente no quiero sumergirme
vuelvo a intentarlo, pero los ojos cerraron el paso al místico pozo de tu mirada.

Desde el mundo de las ideas