no le temo al vacío mirándolo desde las alturas
por mi mente ha pasado la sensación de lanzarme y volar y que no haya caída
el impacto no libera
las lágrimas también secan
la carne abierta, el corazón sobre el pecho y los ojos en las manos
la mu ti la ción es ne ce sa ria cuan do el los la ti dos son sís mi cos
y que corran libres todos los ríos
y que se vayan todos a sus escaleras que los esperan
hacia celos cristalizados en infinitos fragmentos sin forma
cambiantes y caóticos en sus colores invitan
ven, sígueme, soy un camino
el rojo no es el único color de mi sangre
Es él, ser de voz y viento que habita dentro de mi piel. Es Aristo Risato, el de las ideas malditas, el de las letras de sangre.
domingo, 18 de marzo de 2012
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