miércoles, 9 de julio de 2008

La meditación suicida



aburrido de todo
incluso de lo que escribo
busco otro ritmo

necesito otro estímulo
prefiero la rabia maldita a la parca apatía
necesito sentir que la sangre me quema
que la vista se me revienta de tanto expandirse
no quiero hastiarme ni acostumbrarme a la vida

necesito otro golpe de existencia
que agreda mi esencia

y salgo como lobo a la calle a la caza de experiencias
al sexo, la violencia

correr fuerte y reventarme contra una muralla
que la sangre caiga y manche
que asuste y espante

a la maldita gente miserable
¡vomitarles!
ratas carcomidas por su odio cristianizado
reprimido y moralizado

¡basta ya de todo esto!
estoy asqueado
y la náusea bílica
ácido sobre las palabras bíblicas

sobre todos ellos me corto la garganta
y los ensucio con mi chorro de sangre violentada
a sus falaces vidas arrojada
negra poesía maldita danza macabra

les tiemblan las manos

transpiradas gotea el sudor de sus plegarias asustadas

que cada letra les corte la cara
y les ataque certera cada membrana
que sientan la taquicardia
de quien se lanza a la vida in-sana

no quiero sus vidas, pero denme su almas
¿sienten como fluye mi rabia?

yo escojo mi vida
y quiero vivirla
loco de locura
bestia felina
destruirles
su realidad
y darles
un sueño

y el asesinato cometerlo lento
sacarles los ojos y comerlos
que se revienten blandos entre mis caníbales muelas

rajarles el pecho y romper cada hueso
comer su corazón
y vomitarlo entero

es el desate del lobo contenido
la maldición al mundo del perro Aristo



Aristo
el arranca-almas

y ya se fue
y fue lo que fue
y nunca supe para ella qué fue

o quizás de nuevo me adelanto
y caigo una vez más preso de un arrebato

y mi corazón exaltado me golpea fuerte el pecho
y la sangre me quema
me revienta las venas

pero te lo agradezco
porque me arrancaste del pecho la pena

y en ti vi una mujer
mía a ratos
de lo que quiero querer

y no conformarme con menos

Recuerdas las miradas
Osadas que se estrellaban
Mientras el mundo alrededor nuestro pasaba
Intenso buscaba el secreto de ese brillo
Naciente de tu felicidad de niña
A-temporalmente invisible te rodeaba


y ahora sólo quedan las ganas
de que te conviertas en mi droga in-sana
y reventarme en ti y caer de nuevo a tus besos
de ellos felizmente preso

hasta pronto
mujer de margaritas y risas espontáneas




Aristo
y el secreto de su nombre

Desde el mundo de las ideas