lunes, 26 de marzo de 2012

Esperar su respuesta es estar en el paredón esperando la bala
ella no sabe de la sangre
ella no sabe de lo que es caminar con el corazón abierto
ella no sabe lo que es ser enemigo del tiempo
ella no sabe, no sabe nada

no ve mis manos rotas, chorreando letras malditas
no ve mis ojos desesperanzados y trizados
no ve mi boca seca y maldita

no ve cómo me pesan las piernas
no ve como se mutila mi cuerpo
porque lo que lo unía era su color entrando
porque lo que lo unía era su risa llenado mi alma

¡maldigo al alto cielo!

maldigo al rayo y al viento
no temo de la muerte ni al golpe seco
no temo al impacto, pero sí a la ilusión perra que habita mis sueños

Odio. Ira. Ceguera. Puño. Desconfianza. Maldita. Amada. Remolino. Viento.

Agua, agua cae sobre mis lágrimas. Lo agradezco. Ya a nadie pertecen mis penas y lamentos.

Odio el amor y la risa estúpida del enamorado.
Odio haberla amado y seguir sintiendo su cuerpo en el mío.
Odio la noche y la mañana cuando ella es el primer pensamiento.
Odio su aparición en rincones, canciones, palabras, melodías, en la tortuosa necesidad de sentirla cerca.
Odio lo que odio y rabio como rabio, dijo Armando.
Odio todo lo que me lleva a su cuarto
Odio todo el espacio vacío
Horror vacui horror

Odio el arte cuando imagino sus ojos brillando
Odio preocuparme, aún de cada uno de sus pasos

Entiendes? Entiendo?
Tengo una bala en el pecho y un huracán trata de ingresar rompiéndome los huesos,
revolviéndoos con la sangre hasta que no quede alma, hasta que no quede cuerpo...

Risato
habló el martillo!

Desde el mundo de las ideas