Odio a mi padre.
Lo odio por sobre el mayor amor que pueda sentir.
Odio odiarlo y odio el maldito deseo de lastimarlo.
Se lo merece: arder en el infierno imaginario;
merece ser mordido por mil perros hambrientos enajenados.
La maldición del in-existente Lucifer caiga sobre su perverso ser y
los cuchillos del Azar corten su garganta venenosa y su lengua castigadora.
Odio a mi padre y a su miserable vida. Ser bajo y ruin algún día me vengaré.
Lo juro por el odio que le tengo y por la rabia de inexplicablemente quererlo:
Querer sus latigazos des-olladores, querer sus infames blasfemias y
su estúpida i-rracionalidad. Lo odio, lo odio y quiero seguir odiándolo.
Se merece el dolor in-imaginado y la in-diferencia imposible de su hijo olvidado.
Aristo
(acuchillado)
Intenso y verdadero.
ResponderBorrarLas palabras son tristes y es verdad tienen aspecto de cuchillo, pero está escrito con pasión y valentía.
Adoro tus palabras y tu compañía.
te amo, compañero eterno.
leíste tinta roja?
ResponderBorrar....
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ta hueno pero ojala no lo lea tu viejo :S no creo que se sentiria muy bien.... en verda esta hueno... supongo que estuyo..
ResponderBorrarHe visitado vuestra página. Valiente testimonio. Fuerte y conmovedor.
ResponderBorrarSaludos.
Daniel O. Requelme
www.danielrequelme.com.ar