Habla el alma enrabiada. Habla la mano temblorosa. Habla el corazón atacado.
Escribo con sangre. Me muerdo y me enveneno. Castigo la cordura con humo maLdito.
Claroscuro. Río. Me levanto y me caigo. Me levanto. Pesa sobre mi espalda la existencia y la puta ausencia, cargo la pena negra y la ácida lágrima contenida. Castigo los te amo golpeándome en la conciencia. Golpes de realidad. Bienvenido al mundo. La maravillosa realidad de las relaciones des-echabLes. Golpe de cinismo. Golpe de sonriza muerta. ¡Falso! ¡Falso! ¡FaLso!
Mentiras y caras estúpidas para una sociedad que se cae a pedazos ¡Nunca! ¡Jamás!
Mi maldición caiga sobre las palabras relativizadas y vacías
El honor de la palabra dada dónde quedó.
agitado caigo preso de mí
añorando a cada segundo una señal
la luz de tu mirada
ahora seca
Es él, ser de voz y viento que habita dentro de mi piel. Es Aristo Risato, el de las ideas malditas, el de las letras de sangre.
martes, 29 de enero de 2008
Odio lo que amo
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Escribe y muere