El amor consumido
ahogado por mentiras y basuras hipócritas
te odio
los días cada vez más plásticos
tus palabras impotentes y sucias
torpes y falsas
ser bajo te desprecio
fuera de mí
vete
ándate rápido
ya no estás
y no quiero que estés
palabras vacías decorando tu doble estándar
la doble vida de quien peca a escodidas
enredada en excusas buscas salvar algo de dignidad,
pero quien a hierro ha castigado a hierro lo castigarán
traspasarás mi mente y luego de mi corazón te irás
y no quiero que vuelvas
ni en la aventura fugaz de la roja noche
porque nunca fuiste lo que dijiste
jugaste a ser Dios y me escupiste el alma
y mi sentir anestesiado con coca
llora ahora negra sangre roja
y la angustia me asfixia y me provoca
es el padecer
debo vivirlo
quiero vivirlo
para no verte más
para olvidarme de que alguna vez te amé
como a tantas más
pero a ti no te amarán jamás
como lo hice yo
me arrepiento y escupo contra el cielo
maldigo a dios y contra su nombre blasfemo
te odio
los odio
fuera de mí
mujer pérfida y sentimiento amargo
a la blanca nada infinita los lanzo
fuera de mi recuerdo seres malditos
me dañaron y de mí se burlaron
nunca amaste
nunca sentiste
¡Nunca!
fuiste grande y sólo el consuelo me queda de haber perdido un mal
cuando tu perdiste mi eterna compañía inmortal
Aristo
y sus cuchillos afilados
Es él, ser de voz y viento que habita dentro de mi piel. Es Aristo Risato, el de las ideas malditas, el de las letras de sangre.
jueves, 13 de marzo de 2008
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Escribe y muere