domingo, 23 de marzo de 2008

Reflexión en la hora más silenciosa de todas

En silencio ando pisoteando el gris suelo.
Añorando el otoño y su colchón de crujientes hojas secas.
Viene en el aroma el recuerdo blanco de tu cuerpo. En la cercanía de tu boca lo siento.
Es la misma música. El choque cósmico centellante de tu luz mirada,
se discurre como el agua del río entre las manos. Se miran. Se esconden. Se buscan. Sueñan. Recuerdan. Ríen.
Suaves fragancias me cosquillean intrusas el recuerdo. Y sonrío en silencio. Espero. Debo esperar. Respira, levanta la cabeza y busca el fin último que no es otro que ser-feliz.



Aristo

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