domingo, 25 de enero de 2009

domingo-cabrón; cuchillo a mi sensibilidad

domingo
el domingo sangra
todo rojo bajo su espesa mancha

las heridas se abren en la carne cruda
y el derrame no se estanca
a borbotones mi dolor grita
lo vomita ácido mi garganta
dime dónde te escondes Dios cuando descansas
cómo hacer frente al látigo con el que me des-ollas

las palabras queman el alma
y con el cuerpo un tanto intoxicado por el consumo desnfrenado
me hundo
me hundo lento a mi vacío oscuro de domingo

condenado a la tristeza me pierdo
ahogado en sus profundidades a Él le rezo

Dios mío, si tan solo existieras


aristo
y la maldición del domingo

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