y es que quién quiere verla cuando hay drogas duras
las que sean
de todo tipo
más allá del consumo
busco los efectos
de la extraña mente que se vuelve más rara
las ideas que me aprietan la cabeza desde la tensión de las sienes
la transpiración helada
la escarcha en la espalda
las manos sudadas
la cara se pone rígida
el cuerpo tieso
quiere matarse
la nariz arde
la taquicardia atrapa el alma
seguir el desenfrenado consumo
orquestado por música maldita
y salir a la calle
y caminar desafiantemente reventado
entre los fatales humanos
y sus trabajólicos soldados
todos uniformados
todos por el gris aplastados
bien vestidos, bien peinados
con el alma muerta
zombies caminando
por el asqueroso Santiago
cargando sus cruces
gotean sangre espesa
los infelices apuñalados
ciudad de nadie
entre sus malditas calles
camino con un poco de taquicardia
mirando y riendo
maldiciendo y escupiendo
pensando en voz alta
agresivamente mostrando mis colores
en mi estúpido estado
combatir la lucidez
para qué la quiero
música maestro
comienza mi danza macabra
sin poder enfocar nada
las formas al mirarlas se deforman
la mirada está intoxicada
como todo el cuerpo
en sí mismo yace enterrado
pero qué es el cuerpo intoxicado en una sociedad tóxica
¿su síntoma?
¿su consecuencia?
¿otro efecto más de su miseria?
ya el mundo no vale la pena
y su gente misma es su propia condena
asesinos entre asesinos
todos bajo el brazo portan ensangrentados cuchillos
sigo caminando
por las lindas calles del barrio alto
tratando de armonizar mi aire bizarro
la boca está seca y la garganta amarga
pero no quiero limpiarme
siento el viento y me detengo
la paranoia parece llevársela de mí lento
se detiene por un momento el enfermo sicoseo
ya no siento que todos me miran
ya no me siento interpelado por los malditos humanos enfermos
ya no caigo en sus hipócritas juegos
contra todos ellos con una carcajada
me revelo
bien drogado, bien enfermo
me río como otro triste enfermo
ladrón entre ladrones
rata entre ratas
pecador entre pecadores
pero no me miento
y el día pasa extraño en colores y luces
y se hace noche y estoy con ella
la mujer que de niño vi en mis sueños
su mirada temporalmente sana
mira a la mía intoxicada
en ella se clava
y
extrañamente
siento
que me
ama
transparente me mira
no hay cuestionamiento
ni moral
ni sanciones
ni mentiras
sólo está su risa que ríe con la mía
su silencio que acompaña al mío
sus palabras musicales que orquestan la noche estrellada
siento que la amo y quiero seguir amándola
aunque sea mi precipicio y mi frío vacío
quiero arrojarme con los ojos cerrados
a sus sueños de amor dorados
y a su sexo animalmente deseado
a sus tinieblas y a sus miedos
a sus secretos enterrados
entre lágrimas y caparazones mentidos
llegar a todos ellos y sanguinariamente cortarlos
¿quieres matarme?
pues no tengo miedo
¡mátame!
linda negra noche de estrellas reventadas
nunca encontré la luna
pero seguiré buscándola
con la mirada infectada
el cuerpo cansado
en la gris plaza
las ideas suicidas ya no me taladran
no se trata de paz
sino de excitar mi locura
mujer-droga mía
necesito otra dosis
saciar mi sed de tu cuerpo
en otra noche de drogas y roja lujuria tuya
Aristo Risato
perro del arrebato
a drogas duras y amores suicidas sin miedo me lanzo
Ufff !!!
ResponderBorrarPotente. Recuperaste algo de lo que habíamos hablado. Aún así, falta filosofía !!!
buen poema, el final me tomó por sorpresa.
@gmail.comEs intenso y viene desde lo más adentro, tanta mierda, tanta belleza, tanta vida... Tanta vida
ResponderBorrarquiero ver lo mismo pero reflejado desde el otro lado... la antítesis que propones
Podrías plasmarla en el papel????
yo creo que sí...
Fuerza compañero...
la espía de la mafia italiana ha plasmado su huella