lunes, 16 de febrero de 2009

divagaciones suicidas

solos se me cierran los pesados ojos
los abro lento
me cuesta hacerlo

mientras me taladran la mente siniestros pensamientos
en roja escritura sangrienta los libero
con la mano temblorosa y el pulso caliente
de la prisión de mi cuerpo los desencadeno

uno a uno pasarlos por el cuchillo a todos ellos
cortarlos para que detengan su maldito juego

y tú, que sólo ríes al verme agónico
me pisoteas mientras caigo solo
la sicopatía y las ideas enfermas me asedian
me consume el alma
la sed de un amor violento y de sangrienta poesía


Aristo
¡maldito!

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Escribe y muere

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