su zumbido tenue y ligero
resuenan en mis oídos las palabras dichas
las de ellos
las mías
algunas me parecen vacías
infladas con pomposa nada
caen y rebotan en mis malditos oídos
¡que ya no quieren escucharlas!
imagino las carcajadas a mi espalda
perra vida macabra
estúpidas ideas de mi mente infectada
alucinaciones rojas
me acuchillan el alma
mientras el cristal de mis sueños
se revienta contra mi ventana
maldita niñez idiota
a veces desearía matarla
para dejar de creer
para dejar de sentir
Aristo, letras de fuego
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Escribe y muere