somos unos hombres malditos que aún sentimos
sus palabras, cómo duelen
cada una de sus filosas letras me corta por dentro
pero antes de eso
la puñalada sorpresiva
con un sonido seco y un golpe
entra profunda al pecho mientras todo lo rompe
plata plata plata
plata esto
plata esto otro
cariños de plata
amores de plata
mientras la lágrima que al bajar pienso
no pienso
siento los temores de la infancia
y pesa sobre mí el manto de la enfermedad
los gritos
la pena
el odio
me revientan los ojos las ácidas lágrimas
me siento rojo
hirviendo en sustancias sulfurosas que me taladran la frente y las sienes
el cuerpo golpeado, amortillado
el alma violentada y el corazón desangrado
a
r
i
s
t
o
vuelve el cazador
con un muy mal no-poema
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Escribe y muere