reconozco que he vivido
pero sobre todo que he pecado
no merezco juicio, pues nací condenado
mis manos marcadas
en cada una de sus cicatrices
es la vida la que habla con sus navajas
amante de los vicios y la noche
de las drogas y las bellas mujeres
de la velocidad y el vértigo de la muerte
soy culpable de todos mis pecados
desde los más pequeños
hasta los más malvados
R
I
S
A
T
O
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Escribe y muere