-Estoy aburrido de ese sujeto, ese tal Risato. No hace más que confundir las cosas con sus pensamientos, con sus metáforas y reflexiones... que más bien parecen sentencias.
-Bueno y qué harás, si de partida no haces nada por ti. Déjalo ser mientras tú no haces nada.
-¿Nada? Paso todo el día preocupándome de ahcer, de hacer... algo que no sé bien qué es.. pero que me llena.
-¡Entonces ponle sangre a tus letras y haz algo por ti!
Es él, ser de voz y viento que habita dentro de mi piel. Es Aristo Risato, el de las ideas malditas, el de las letras de sangre.
viernes, 29 de enero de 2010
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