Vuelvo a los árboles
No había olvidado el verde
Pero últimamente mi vida
Ha corrido en desesperado rojo
Y en este silencio verde
Sobre la suavidad del pasto
Y bajo la protección de enormes ramas
Me callo, cierro los ojos
Siento mi espalda en el tronco
Enraizada
Escucho muchos pájaros
Y o sé si cantan o lloran
Pero vuelo con ellos
Abro lento mis ojos
En silecio cojo el último vaso de té
De mi termo
Y espero que baje el sol
Y siento que el amarillo se va llendo
Y con él, de mi piel se va el calor
Hacia dónde irán tantas aves?
Recordarán que ayer estuve aquí?
Y este árbol
Silencioso compañero
En su corteza recordará mis manos?
Sabrá que los humanos también amamos
Sigiloso sigo viajando
También hacia adentro
Me voy alejando
Como eco
Como el llanto o canto
De mis hermanos pájaros
Me voy con el sol y su amarillo
Me voy con su luz cálida
Pero también me quedo
Me quedo con un azul que lento baja
Y oscurece
Me voy y me quedo
Y con mi respiración tomo tragos de mundo
Que bajan hasta rincones profundos
Y al exalar entrego vida
Dorada reciprocidad
Dialogamos respirando
Recojo mundo
Arrojo sentido
Inhalo universo
Exalo existencia
Y siendo somos uno
Por eso amo el trinar de las aves
Por eso cuido de los sabios arboles
Porque ellas me aman
Porque ellos me cuidan
Es él, ser de voz y viento que habita dentro de mi piel. Es Aristo Risato, el de las ideas malditas, el de las letras de sangre.
martes, 17 de julio de 2012
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Escribe y muere