Venenosas.
Cargadas del gris del cielo revientan en el suelo las pesadas gotas.
Tontas mongas celosas las gozan, pero se queman con su ardor.
Lluvia ácida. Lento las quema. Rápido se desarman. Y en el suelo mueren pisoteadas.
Aristo
Es él, ser de voz y viento que habita dentro de mi piel. Es Aristo Risato, el de las ideas malditas, el de las letras de sangre.
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Escribe y muere