Cansado ya de palabras vacías quiero destruirlas con mi mano, con la sangre de mis venas.
Conceptos escritos rosamente, carentes de significante.
Huecos. Vacíos. Tontos.
Qué apropiación más descarada.
Ya no hay respeto.
Me dan ganas de gritarles a la cara, pero mi misión no es la de ser un mata-moscas.
Que caigan solas y solos por el peso de su propia estupidez.
Aristo
y la sentencia
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Escribe y muere