el insomnio y la luz de la luna
las mismas preguntas, la misma sensación de extrañesa
ya sin asco me enfrento al ahora
ayudado de buena música
me río de mí
y de mis problemas
enaltecidos más allá de mi pequeña existencia
lleno de sueños tormenta felina
¡me niego a crecer!
¡me arrojo feliz a la vida!
ríe Risato, ¡ríe!
Extrañamente arrojarse a la vida trae como consecuencia el crecer... esa paradoja que nos ha atormentado desde siempre, crecer como sinónimo de vejez, de muerte, de problemas, pero a la vez el cumplimiento de esos sueños que creamos, de vivir, simplemente vivir...
ResponderBorrarQué complicado resulta resolver las paradojas de la vida, intentando un equilibrio que todos sabemos imposible, pero vivir de la ilusión de la llegada del equilibrio nos mantiene vivos en la esperanza.
Escribo y muero.
Saludos.