la sensación extraña de que el aire del pecho me arrancaban
y sabiendo que no se puede pedir nada
el amargo en la garganta me asfixiaba
la ilusión atacada
el alma herida
pisoteada
por el látigo de la nada
cruel infamia
revienta el golpe en la cara
roja sangre blanca nada
cada letra arrojada
ácida lágrima en la almohada
negra noche atormentada
ríe Risato, ¡ríe!
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Escribe y muere